martes, 15 de agosto de 2017

Fìsica y Química



"Vamos a hablar de las PASO", dijo el Adolfo, y acá estamos. 

No para analizar quién ganó y quién perdió como ese juego adolescente que se puso de moda estos días, sino para entender como, por qué y hacia dónde se está moviendo el magma, el vox populi electoral.

Ahí donde otros quieren mostrarte una selfie, acá trataremos de entender la película.

Porque la Política no es el arte de ganar elecciones, amiguitos, sino de crear, sostener y recrear hegemonía. Lo primero, lo menos relevante, es la instantánea. Lo segundo, lo trascendente, es movimiento, como decía Balá.  

En primer lugar rectificar (mejorar levemente) el cuadro en el tuit que fijó esta cuenta (https://twitter.com/ContradictoOK) hace algunas semanas.

Entonces...

Elecciones PBA 2015
Total Electores
12.429.146
Total Votos
10.003.443
Ausentismo
19.51%

Resultados
Cambiemos
39.42%
FPV
35.28%
Frente Renovador
19.26%
Otros (FIT, Progresismo, etc.)
6.04%
Total Votos Afirmativos
100.00%
Voto No Afirmativo
(blanco, nulo, impug.)
8.47%
Sobre Total Votos

Qué resultados son esos?
Resultados de las elecciones generales 2015 en Provincia BsAs, a gobernador.

Es decir, la boleta tomada del lado que la agarra la mayoría de los electores, lo que los punteros llaman "la cabeza de la boleta".

Y ahi nuestra Premisa #1
Desestimamos acá complejas teorías que involucran cualquier grado de sofisticación del voto. Por supuesto que existe el elector que quiere perjudicar a, o vota así porque votando asá le duele acá. Pero para las mayorías, cuando se presenta una oportunidad de opinar consistente básicamente en "boletas", la gente demuestra su PREFERENCIA. No pueden hacer mucho más.

Las preferencias se demuestran elección a elección. Son a favor o en contra del gobierno. A favor o en contra de la oposicion. Pero por ejemplo ese jueguito de comparar sólo legislativas con legislativas es consuelo de tontos.

La sociedad expresa sus preferencias por el gobierno o la oposicion, incluso en un referendum sobre el tema más nimio.

En tren de esta tendencia, replicamos el cuadro anterior, esta vez para PASO del domingo pasado, basándonos en el lamentable escrutinio provisorio que le siguió.

PASO PBA 2017
Total Electores
12.253.913
Total Escrutado
9.001.540
Proyección Total Votos
9.407.840
Ausentismo Proyectado
23.22%

Resultados (escrutinio provisorio)

Base Total
Base Afirmativos
Cambiemos
34.19%
35.41%
FPV --> UC
34.11%
35.33%
Frente Renovador
15.53%
16.08%
Cumplir
5.90%
6.11%
Otros (FIT, Progresismo, etc.)
6.82%
7.06%
Total Votos Afirmativos

100.00%
Voto No Afirmativo
(blanco, nulo, impug.)
3.46%
Sobre Total Votos


Comentario accesorio: contrariando mis previsiones de aumento significativo, la suma de ausentismo, voto nulo, blanco e impugnado se mantiene (de hecho decrece) respecto de 2015. Eso sí, la gente elige su protesta no yendo a votar, en lugar de ir al cuarto oscuro a negar voto.

La Premisa #2 es que, para tener consistencia en la comparación, vamos a usar los votos AFIRMATIVOS de 2015 y 2017

El cuadro queda así

Resultados (escrutinio provisorio)

Grales PBA 2015
PASO PBA 2017
Variación
Cambiemos
39.42%
35.41%
-4.00
FPV --> UC
35.28%
35.33%
+0.05
Frente Renovador
19.26%
16.08%
-3.17
PJ-Cumplir
--
6.11%
+6.11
Otros (FIT, Progresismo, etc.)
6.04%
7.06%
+1.02

Veamos: 
En el juego de suma cero, el "traslado" de votos alcanza al 7.17% del total. Todo lo demás parece circunscribirse al voto "duro", al voto propio de cada espacio.

De ese 7.17%, Cambiemos y Massa "regalan" 4% y 3.17% respectivamente, y son los verdaderos loosers en PBA.

Enfrente, el gran "tomador" de esa fuga es Randazzo que acapara 6.11% y le deja un resto al cristinismo, a la izquierda y a los partidos chicos.

Paradójicamente, quien más festejó la noche del último domingo fue quien más votos entregó cedió en PBA.

Pero lo que se presenta como paradoja no lo es: si después de aplicar políticas de ajuste bastante ácido en el bolsillo de los votantes sólo se erosiona el 10% de tu electorado, yo también festejaría.

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El cristinismo, por su parte, negado momentánea y truculentamente su derecho al festejo, mantiene su base electoral anibalista y dura de la PBA. Aníbal sacó 35.28 y fue vapuleado, antes de la elección por extraños y después de la elección por los propios. Se suponía de Cristina la expresión más alta y pura de ese sector: sacò 35.33%. No parece una diferencia abismal.

Digo más: por cada argumento que un cristinista me traiga respecto de las operaciones mediático-judiciales en su contra antepondré un argumento respecto de la degradación en las condiciones de vida de los sectores que el cristinismo dice representar. Y saldremos hechos.

Cuando tengamos el escrutinio definitivo los cristinistas dirán que sacó más que Aníbal. Con estos guarismos y lo que queda por escrutarse difícilmente alcance el 37.13% que obtuvo Scioli. Hablamos de números, amiguitas y amiguitos. Quien quiera oír que oiga.    

Lo cierto es que ese 35 y pico por ciento parece ser el techo imperforable del cristinismo en PBA, ahora sin "mediaciones"  (insaurraldes, anibales, sciolis) y sin posibilidad de traslado de responsabilidades (por caso el infantil argumento "la culpa es de Randazzo").

Pobres los intendentes bonaerenses que creyeron que compraban la Flecha de Plata de Fangio y recibieron el Williams segundón de Reutemann.

Hemos hablado aquí de la tesis "General Pueyrredón": allí el cristinismo cosechó 26.64% de los votos. 

No hay motivos para desconfiar de la solvencia de esa tesis: lo que nos dice hoy es que si las del domingo hubiesen sido elecciones nacionales para presidente, Cristina hubiera sacado Mar del Plata+3, es decir alrededor de un 30%. Es el mejor proxy de cristinismo realmente existente.

Hemos asistido (no sin tristeza) a un nuevo capítulo de la centrifugación kirchnerista, esta vez atendida por su dueña.

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El massismo aprendió de una piña que la política no es álgebra: en una maniobra inteligentísima, sumó el 6% de votos que le aportó la compañera Stolbizer para sumarlos a su propio caudal,
pero los dividió por dos, les aplicó la raíz cuadrada, el logaritmo y luego los pasó restando. Resultado final: se llevó aritmética a octubre y política a marzo.

Si fuéramos buenos amigos de Sergio le diríamos: "enfundá la mandolina y fijate si en las PASO 2019 podés colarte dentro del peronismo".

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Hablemos del Randazzismo: en las generales de 2015 uno de los datos clave para los politizados fue que allí donde el candidato que mejor representaba al espíritu kirchnerista (Aníbal) sacaba 35.3%, el candidato menos kirchnerista (Scioli) sacaba un 37.1%, lo que significaba que había un elector que apoyaba el lado peronista de Daniel Osvaldo pero le cortaba la parte K de la boleta, marcando el comienzo del cisma FPV del que hoy somos testigos (y que la Estratega no ha hecho otra cosa que alentar fervorosamente).

Quizás ese delta de voto "peronista no estrictamente cristinista" sea la génesis en la que Randazzo hizo su bautismo de fuego. La ilusión nos alentaba a creer en los dos dígitos. La realidad nos dijo que multiplicamos esa semillita inicial por cuatro.

Claro que esperábamos resultados superiores, pero para venir del desierto, fue un buen resultado. En particular porque el escenario político vivió una polarización deliberada por parte de "los grandes", siempre que eso ocurre, moderarse es parir.

No obstante, Florencio clavó pica en Flandes y mostró que lleva con orgullo el bastón de mando del que hablaba Perón en su mochila, y que viene escaseando fuerte entre el resto de los compañeros.

Ahora se trata de verificar si su 6% alcanza para seducir a una liga de territoriales que también ha pasado las de Caín (de ellos sólo Urtubey puede proclamarse indemne, y por cierto no es un mal desafiante para el roundrobin peronista en pos de la presidencia 2019). No ahora, no en Octubre, pero pronto veremos realineamientos claros en ese sentido.

Cristina tiene los votos pero ha decidido defaultear la política.
Randazzo tiene la política, falta saber si en los próximos 24 meses despliega las condiciones para juntar los votos.

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Y el oficialismo? Hizo lo que tenía que hacer. Nuestro partido de derecha aprendió a moverse en la política democrática y usa los mismos buenos viejos trucos, incluso mejorados. La deuda social enorme de la que nos habla el cristinismo, al parecer no es tal. La sociedad castigó, pero con la moderación de quien supone que la magnitud de la pena pueda hacerle creer al contrario que el látigo en la espalda de su oponente son palmadas en el hombro propio.

Es muy sagaz nuestro electorado. Parece caminar adelante de nuestros cuadros políticos. 

Es razonable el festejo del macrismo el domingo a la noche? Sí, lo es, hicieron una elección mejor de la que ellos esperaban. Y mejor de lo que nosotros queríamos.

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En el balance de sumas y saldos, la polarización de la campaña puede haberle servido al macrismo para purgar votos derechosos del massismo y es probable que eso haya ocurrido. Lo que compensó la mengua importante entre sus "decepcionados". El cristinismo, sacando a la pista a su mejor representante, mostró que apenas puede frenar el proceso erosivo que vive desde el 2013; pero lo cierto es que no ha hecho ninguna variación en su estrategia para modificar es curva monótona descendente. En política también vale Einstein y su "no esperes resultados distintos haciendo siempre lo mismo". Y en cuanto a Massa, parece que la sociedad ya le vio los hilitos  (lo que a los chicos nos genera un desencanto inevitable) y que el resto de los candidatos consiguió el password para robarle votos por derecha (DuranBarba) y por izquierda (Randazzo). 

Lo bueno de ser Randazzo es que todo depende de él; de dejar de explicarnos culposamente el pasado y empezar a contarnos esperanzadamente el futuro.  

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Algunos comentarios en lápiz, en los márgenes:
resulta increíble que los dispositivos opositores crean que si hacen un acto360, borran los bombos y las banderas y peinan a los asistentes, están haciendo un duranbarbismo  que los modernice.

El duranbarbismo, muchachos, es mucho más que una puesta en escena. Si no lo entendés, es mejor que no lo ejerzas.

El duranbarbismo no opera sobre la estética de una puesta en escena, en un acto o en un almuerzo con Mirtha. El duranbarbismo opera sobre el marulo de la sociedad, proponiendo disyuntivas costo-económicas sencillas, aliviando tensiones, desdramatizando.  

Nada peor que jugar tu juego con la fórmula del contrario: pregúntenle a Zapatero en España y al PD en Italia qué les pasó cuando quisieron gobernar con recetas de derecha. Bueno, pregúntenlen si los encuentran.

domingo, 26 de marzo de 2017

Pulseadas Verdaderas



A pesar de las manifestaciones, la reaparición de los trabajadores en la calle, las expresiones contra un Presidente en una terminal automotriz o contra un Gobierno en el recital del Indio, a pesar del ruido, para quienes vivimos en el microclima de la política hace muchos meses que el ágora argentina parece haber entrado en modo pausa, stand-by. Asimetría confusa entre demostración y negociación.

Porque una cosa es esa siempre festejada, saludable voluntad argenta de reclamar que nos devuelvan lo que alguna vez pudo haber sido nuestro y otra cosa es la política como red de negociaciones febriles, de visitas contingentes, de clanes expectantes y deseosos que surcan el aire hacia Puertas de Hierro reales o deseadas, buscando un interlocutor que les libere pista y luego, a cambio, les pida algo.

Estamos terminando el marzo de un año electoral (para nosotros los intensos el año termina en octubre) y las roscas parecen freezadas por el desencanto de un hada que nos dejó a todos durmientes y no tan bellos.

Algo similar a lo que nos pasaba de pibes, cuando jugábamos a la cinchada: elegíamos bandos y tras algunos reacomodamientos iniciales, llegaba el primer encontronazo, un ensayo de la primera tensión. Luego, alguien se sumaba, alguien pensaba una táctica, y ahí sí, la tensión aumentaba hasta un clímax en el que todo parecía detenerse y la moneda quedaba congelada en el aire: podrán triunfar unos, o los otros, o puede pasar que la soga se rompa dejando a todos, sin excepción, en el piso, magullados.

Ese "slow motion" está, pero en la superficie. Cuando uno se sumerge en las profundidades, donde moran los deseos, los odios y las voluntades tácitas de los actores, allí las cosas son siempre frías, oscuras, abrumadoras.

El punto cuspidal de la batalla más importante en el contexto político actual se está dando, sordamente, en este momento. Raramente en Argentina, esa batalla no tiene al Gobierno como protagonista. La alianza Cambiemos no ha sido invitada a participar para ninguno de ambos bandos, aunque creé que está jugando a la gran política apoyando a uno u otro. Alguien debería contarles que cuando la Gran Pulseada se resuelve, le toca el turno a ellos. La costumbre peronista de ir por los oportunistas.

Pero no dediquemos mucho más a Cambiemos: daños colaterales que debe asumir una sociedad cuando quiere ponerle fin a un régimen que la agotó. Lo que aquí se llama Macri en otras latitudes se llama Trump.
Volvamos. El choque que rige nuestros destinos viene ocurriendo en el mundo abisal, entre ese kirchnerismo acidificado que llamaremos cristinismo y eso otro que llamaremos peronismo. Alguien dijo, con poder de síntesis, K no P versus P no K.

Por un lado el cristinismo, que es votos sin estructura, y que ha decidido no hacerse cargo del pasado ni del presente: camino al futuro sólo profundizará encarnizadamente su táctica agonal, napoleónica, inopinable: los que no se sumen deberán suturarse el orto, es la consigna.

Por otro lado el peronismo silvestre, que es estructura sin votos, y que frente a la ruptura con las tradiciones peronistas que le planteó el cristinismo, ve complicarse su futuro, porque el peronismo se toma en serio eso de mantenerse en el poder, y es filoso e intuitivo a la hora de elegir quién lo llevará a la Rosada.

Desplegada (e irreversible) la ruptura cristinista, le queda a los territoriales, a los sindicalistas, a los movimientalistas la difícil tarea de reunificar. Porque conocen la verdad 21: sin el peronismo no se puede, con el peronismo no alcanza (y donde dice peronismo puede reemplazarlo por kirchnerismo).

Y si la reunificación no es persuasiva, entonces es disciplinaria. Deben identificar, seleccionar y aplicar instrumentos que sean funcionales y eficaces en la tarea de domar al cristinismo (ustedes pensaron que el 7 de marzo la CGT le mostraba músculo al gobierno? bueno, "las bases" también; pero lo que vimos fue una bestia torpe y fuera de timing pavoneándose frente a CFK).

La regla es: si CFK maximiza su carta troska (y Roberto Navarro como speaker la caricaturiza de manera impecable, gritándole al televidente filo K para que se levante, termine su vodka, tome la kalashnikov y salga a tomar el Palacio de Invierno) en ese escenario la dirigencia peronista debe elegir cómo responderle: gobernabilidad al macrismo fue la jugada anti-cris del 2016.

Como blindaje peronista actúa la inoperancia oficial: "hicimos lo que la sociedad indicó al darle la presidencia a Macri". Serán, finalmente, Mauricio y su banda quienes carguen con la responsabilidad de la agenda contra natura que promueven (y parece que hasta ver sangre no paran). Recordemos que desde el Palco de la Rosada en la Pascua del 87, Cafiero se fue a su casa. Alfonsín, sin embargo, corrió a encontrarse con doña Híper.

Estos 15 meses de gobierno de Cambiemos, en los que la noticia buena fue mala (la economía) y la noticia mala fue buena (la política), no fueron (socialmente) "mansos" por la capacidad de tejer y rosquear del gobierno de los CEOs. Fue, la reacción peronista en espejo contra el cristinismo la que los puso al lado de la mesa de sanguchitos amarillos. "No es grave" razonan los viejos lobos del PJ. No lo es, coincido: soldado que huye sirve para mil batallas.

Esta pulseada cristinismo-peronismo, incluso con alianzas y rosquitas intermediarias, es profunda y todos somos sus súbditos. Juegan atados a una carga de dinamita con mecha encendida, gana quien la tenga más larga... la mecha.

Detallemos. Para el cristinismo, el avance de la chispa es proporcional a la erosión de estructuración política que instrumente su caudal electoral (que no se traducen necesariamente en pérdida de votos). No es lo mismo el kirchnerismo que llega al acto de despedida del 9 de diciembre 2015, dueño total de la calle, que la segunda semana de marzo de 2017, con tres actos masivos en 3 días consecutivos sin intervención kirchnerista. Su jugada de adolescente rebelde se tradujo en una centrífuga de estructuras.

Por suerte aparecieron las encuestas favorables a CFK en PBA camino a octubre, un bálsamo, un torniquete que le pone freno al desangramiento que fue el kirchnerismo de los últimos 15 meses. Emociona, activa y crea dudas entre compañeros que ya estaban cruzando el puente.

Para los silvestres la longitud de la mecha la define el malestar y la reactividad social provocados por la agenda ácida del gobierno, que ellos necesitan avalar odiosamente.

Hagamos como los economistas, ilustremos con condiciones pari passu (Griesa maldito) en los extremos: si la situación social estuviese contenida ad infinitum, el kirchnerismo del futuro implota en un ascensor; nadie banca la estrategia de liderazgo iluminado si no tenés poder para ofrecer. Si, por el contrario, la situación social hiciera volar la tapa de la olla por los aires, el peronismo silvestre va todo junto en un ascensor a rendirle honores a Cristina.

La realidad, como siempre, elude a los economistas y su pari passu y va buscando camino entre los grises. Pero los sucesos del acto de la CGT el pasado 7 de abril demuestran que el parámetro "situación social" se acerca y favorece a Cristina. Eso fue lo que vimos: dirigentes peronistas de larga trayectoria que llevaron la tensión a un extremo que el 2017 ya no se banca.

Y, para peor, al potenciómetro de la "situación social" lo maneja el gobierno, que juega al suicidio y no para de darle rosca y rosca salvajemente a la derecha: echan uno del Pami que creyó que no convenía seguir impactando jubilados, proponen sacarle la personería gremial a un sindicato docente y lanzan un globo de ensayo mediático de encarcelamiento de Cristina. "Gracias, muchachos, no ayuden más" piden los compañeros.

Comprendieron, después de DiagonalSur, que la estrategia (reactiva) que diseñaron para la Madre de Batallas, darle sustentabilidad a Macri, llegó a su fecha de vencimiento. Macri YA es "envase dañado". En este momento en la CGT y, por extensión, en el PJ han puesto un cartel enorme en la puerta: en él se lee "Recalculando".

Un detalle sensible agrava la capacidad de fuego de este peronismo agazapado. Una falla en su cadena cromosómica se hace evidente: en estos meses no ha germinado ningún liderazgo que permita avizorar las calles de acceso al poder. Creen confirmado que no es Cristina. Pero no tienen una alternativa. Un síndrome peligroso en el Partido del Orden.

Massa avizoró esta vía y la llamó Ancha Avenida, pero no supo transitarla, desde la curva de Davos pegó demasiadas veces contra el guarda raíl de la derecha. Interesante ver como Alberto Fernández y Felipe Solá le tiran del volante a la izquierda mientras él mira si le llega el whatsapp de Stolbizer. Caso cerrado.

Notablemente, nuestra sociedad sigue albergando esperanzas en la izquierda, sigue creyendo que los ricos deben pagar más impuestos que los pobres, que los delincuentes económicos son peores que los punguistas. Y de buena gana adoptaría una agenda que en lo social, en lo económico quedase al filo del kirchnerismo, si por favor le descuentan su negación y esa dosis de épica triunfalista que trata de avanzar pero queda anclada a Comodoro Py.


Hay un espacio político en busca de un líder. El que se le anime sufrirá fuego cruzado. Pero si no estás dispuesto a eso, en qué liderazgo estás pensando. Si banca la parada jugará un rol preponderante en la política de los años venideros.

sábado, 25 de febrero de 2017

Democracia Bipartidista o Guerra de Pasteles




Esta mañana habló por radio "El Subconsciente de la Derecha".

Se despertó, se lavó los dientes, se corporizó en forma de Nicolás Massot, jefe de bloque en Diputados de Cambiemos, y atendió a los chicos de El Fin de la Metáfora (https://twitter.com/Metafora710).

Fueron sólo 6 minutos. El Subconsciente de la Derecha es módico de palabras, pero siempre es interesante escucharlo. Mire:


El Subconsciente Reaccionario dijo que añora y que quiere volver a una democracia bipartidista como la de los años 90 y el Pacto de Olivos.

Ese es el sistema político que más le gusta y, cómo enfatizó, dijo no tenerle miedo a "la alternancia", a que en un momento gobiernen "los otros". No se esforzó en aclarar que esos, "los otros"  sean siempre oposición D.O.C., oposición denominación origen controlado, dentro del bipartidismo.

Maravillosa descripción de su deseo nos hace, en boca de Massot, el Subconsciente de la Derecha:
nos dice "quiero que, gobierne quien gobierne, los tengamos como nos gusta, bien agarraditos de las pelotas".

Ese fue y ese es el Talón de Aquiles de nuestro sistema político como vector de cambio real de nuestra sempiterna dependencia:

que, camuflados en un par de opciones en apariencia diferenciadas,

que creamos que estamos "eligiendo candidato", cuando en realidad estemos repitiendo esa liturgia bienal de meter un papel en una urna.

El establishment prefiere, lo dice Massot, espacios políticos moderados, a derecha e izquierda, que sean buenos y bonitos, pero especialmente muy baratos y sobre todo muy pero muy cooptables.

Funcionó perfectamente en los 90: un gag en el que peronismo menemista y radicalismo alfonsinista se daban enormes y graciosas tortas en la cara, en otro lugar del escenario nuestra oligarquía se afanaba toda la escenografía y la utilería que conformaban nuestro Estado.

En este esfuerzo de "la democracia bipartidista" se inscriben los intentos de Macri de sacar de la barbarie a Massa, pasarlo por lavandina y presentarlo como "opositor calidad ISO 9000 Davos". Y de ahí para adelante.

El sueño húmedo de volver a la democracia cooptada, esa que funciona tan aceitadamente en otras latitudes: poco importa si en España gobierna el PP o el PSOE, más te vale llevar puestos calzoncillos de lata.

Eso explica, en parte, por qué este blog, por qué la cuenta de Contradicto en tuiter, es la de monjes budistas del Populismo. Porque es vieja y sabe que, detrás de toda la liturgia republicana, institucional y el culto por las buenas maneras, lo que se esconde es el mismo único y puto amo, convirtiendo a la ideología en jabón para lavar la ropa.

Esta visión de Massot y de su clase representa para nosotros al enemigo. Al desafío de lo que hay que romper en pedazos.

Y la forma de quebrarlo tiene un sólo nombre, POLÍTICA. POLÍTICA de consensos. De reconocer errores y derrotas, de bajarse del caballo y hablar con la sociedad. De bajar el puto dedito acusador por un minuto e invitar unos mates amigos.


Algo que el kirchnerismo, que presume de nacional y popular, ha abandonado hace ya muchos pero muchos meses.

Por eso. Y sólo por eso, estamos donde estamos.


domingo, 25 de diciembre de 2016

Tornillos sueltos



Qué es ese ruido? Qué es lo que está fallando?

Parece la correa de distribución. Pero no. Lo que está fallando es ese proyecto de izquierda progresista moderada filo-liberal, formateado a la sombra de El Fin de la Historia fukuyámico, en el que democracia y capitalismo se casan y viven felices para siempre, con pequeños ajustes en la tornillería, cambio de foquitos quemados y cambio de filtros cada 10mil kilómetros.

Esos ruidos y chirridos que se escuchan en las grandes democracias occidentales señalan que hay un daño mayor y que difícilmente podamos mantener la velocidad y el rumbo como si nada hubiese ocurrido.

Y, como suele ocurrir, cuando vamos a chequear los desperfectos confundimos síntomas por enfermedades. El problema para la izquierda progresista moderada parece ser Trump. El problema parece ser el UKIP británico. O el problema es la franchuta Le Pen. O el triunfo de la ultraderecha en Austria.

Son todos síntomas, pero ahí no está la enfermedad. El problema no está en las poleas ni en las correas de transmisión, que en esencia transmiten los daños y meten ruido.

El problema está en que las izquierdas progresistas moderadas que se autoproclamaban motores del proyecto, han sido intervenidas, cooptadas, infiltradas por un aceite trucho que les vendió el poder financiero en Wall Street. Ese aceite con alto nivel de acidez picó las piezas, las oxidó y las estropeó. El daño parece irreversible.

Así, las izquierdas progres moderadas propulsoras de ese modelo de convivencia pacífica terminaron imponiendo una agenda tan pero tan parecida a la de sus antagonistas que las diferencias sólo son perceptibles bajo el microscopio.

España no puede no gustarnos como ejemplo atroz. Veamos.

La diferencia ideológica entre el derechoso Partido Popular y el izquierdoso Partido Socialista Obrero Español es tan nimia que casi con naturalidad surgieron en sus extremos exteriores, expresiones que tratan de recrear una izquierda real (Podemos) y una derecha real (Ciudadanos). Notablemente, para consolidar el diagnóstico, la probabilidad de que un caso de corrupción financiera de los más graves y obscenos de la historia peninsular reciente, pueda corresponder a actores del PP (supondríamos a la derecha más amiga del poder financiero corruptor) o a actores del PSOE depende de la caída de una moneda.

Por caso el escándalo de las tarjetas negras de Bankia ensucia a Rodrigo Rato, miembro del PP y amigo de nuestro DeLaRua, mientras que casos como el Filesa o el AVE se asocian al PSOE. Y no alcanzan los dedos de las manos para enumerar casos de corrupción en autonomías y ayuntamientos en los que, a poco de tirar de la cuerda, uno termina encontrando miembros regionales de ambos partidos, hundidos en la mierda.

No es un accidente: el establishment mundial tuvo capacidad para infiltrar y dominar a los partidos del poder a escala global. También en Argentina. 

El menemismo no sería concebible sin la híper del 89, pero no sería posible sin personajes como Manzano, como Grosso, como Bauzá. Piezas de un motor partidario que fueron lubricadas con aceite de negocios fáciles y diezmos interminables.

Es en circunstancias como estas en las que se percibe y se diferencia con claridad a los verdaderos mecánicos de los chantapufis. Los mecánicos se toman su tiempo, analizan y tratan de llegar directo a la causa raíz del problema. Los chantapufis sólo te cambian lo que está roto y te mandan a casa, esperando que vuelvas dentro de un ciclo electoral para ofrecerte un repuesto igual al anterior, pero más caro, porque "este es alemán".

Trump es el síntoma. La causa raíz del problema es el titiritero Wall Street controlando desde las sombras los hilos de Hillary.

La contaminación financiera ácida que afecta al lubricante es silenciosa y opera solapadamente. Pocos actores a nivel internacional la han identificado y su prédica es, por supuesto, limitada. No alcanzarán 20 asambleas en Puerta del Sol, ni cien acampes en Occupy Wall Street, ni mil primaveras árabes: la diseminación de la falla es sutil y los medios de comunicación que deberían alertarnos son controlados por el vendedor del aceite. Cuando alguien rompe el molde, siempre hay una embajada de Ecuador para encarcerlarlo.

En nuestro camino a una inédita re-nacionalización, esta vez paradójicamente globalizada y con conflicto en ciernes entre China y EEUU, quedan todavía muchas cosas por romper.

Y por casa?

La descripción previa tiene tantos puntos de contacto con el escenario político local como grados de libre albedrío. Por ejemplo confirmemos que el gobierno de Macri es síntoma y no enfermedad: está allí por razones que lo trascienden y que no puede manejar, aún cuando algunos de sus protagonistas centrales no pueda disimular un cierto grado de soberbia y hasta escriban libros sobre la épica que significó ganarle al peronismo en elecciones limpias.

Aún más: los analistas medio pelo dicen que, inversamente a lo esperado, al gobierno le va mejor en política que en economía (una zoncera para coleccionar, pero usemosla también para poner ladrillos). Se debe a razones que son hijas del triunfo electoral.

Obtienen leyes que jamás hubieran imaginado negociar. Si suponen que se debe a sus capacidades artesanales en el Congreso se equivocan. La oposición realmente existente quedó congelada en un manequin challenge en el que ningún actor, ni siquiera CFK (mal que les pese a los troskirchneristas), tiene capacidad de juego sin que cada movimiento propio signifique entregar fichas al adversario: un loose-loose que ya lleva un año y que sólo podría disiparse con la potencia de las urnas (el potencial utilizado adrede: también podría ocurrir que las urnas del 2017 no digan nada sustancial al corpus peronista, y la letanía permanezca y viabilice un segundo mandato del peor gobierno de nuestra joven democracia, Dios nos guarde).

Que Macri es el síntoma, repetimos, habilita la analogía con nuestra primera descripción. Pero termina allí.

El kirchnerismo no fue esa izquierda progre moderada a la que se le caen los papeles del discurso y cuando los levanta, sólo leé notas al pie llenas de neoliberalismo. El kirchnerismo fue una izquierda populista inmoderada, ambiciosa y justa, pero provinciana y miope. A la que le sobró coraje para dar batallas innecesarias y le faltó excel para garantizarse supervivencia. 

Jugó un juego que entendió a medias. Y, en rigor, le fue bastante bien. Hasta perder por primera vez en la historia democrática con la derecha rancia en las urnas. También pueden vanagloriarse de eso si quieren.

Valiente y mezquina al mismo tiempo. Tanto, que su mezquindad la encerró en su propia isla y que su valentía la hizo quemar las naves, para luego nunca más poder salir a la mar.

La clave reside, insistimos, en dejar de preocuparse por los síntomas. Y atacar la enfermedad. Que no afecta ni al macrismo, ni a sus votantes, ni a sus aliados circunstanciales: afecta al peronismo. Mirarnos al espejo, explorar, entender y reconocer la derrota, y convertirla en victoria y en el plano secreto que nos lleve de vuelta al poder.


Está todo ahí, dicho y escrito. Sólo se requiere dejar de fungir colectivos, proyectos que son personales, reconocernos genuinamente en los pobres y los olvidados que decimos representar y bajar la cabeza y volver a tender lazos de franqueza y humildad con la sociedad. Que, como la vieja, siempre nos está esperando.

domingo, 30 de octubre de 2016

Fuego



Gobernó durante 23 años.

Y en la ciudad desde donde gobernó, no hay una sola plaza con su nombre.

No hay una calle ni una avenida con su nombre.

No hay una biblioteca ni un museo con su nombre.

Será que sufrimos un Alzheimer social? 
En tal caso, a qué se debería el privilegio de que tan bonita y arbolada avenida de Villa Devoto tenga el nombre de Salvador María del Carril, el hombre que azuzó y empujó al fusilamiento de un héroe de nuestra lucha independentista, uno que no la vivió con angustia? 
Nuestra ciudad olvida, pero como sospechábamos, de manera selectiva.

El nombre de aquel, pero esencialmente sus ideas y su concepción de nación, más que olvidadas, fueron meticulosamente arrasadas de nuestra historia.

146 después de su exilio, 122 años después de su muerte, se erigió un único, solitario monumento en su nombre. Arteramente ubicado en una plaza que lleva por nombre la fecha en que fue destituido.

Debieron pasar todos esos años para que un presidente de origen peronista y programa liberal pudiera emplazar allí un monumento. 15 años más tarde llegó una estación de subterráneo.

Hoy mismo podemos leer lo que leerá cualquiera de nuestros pibes al que le sea asignado un trabajo práctico sobre Juan Manuel de Rosas: "Rosas asumió su nuevo gobierno con la suma del poder público que utilizó para hostigar a sus disidentes fueran éstos federales o unitarios". Wikipedia, 2016. 
Así, tal como está transcripto. Sin comas, sin dudas, sin contrastes. Con toda la furia de nuestros burgueses más patéticos.

Sirva advertirlo: lo que condenó a Rosas al exilio de nuestra memoria y por lo tanto de nuestro presente, fue la interminable autocracia de 63 años con la que lo sucedió nuestra oligarquía de la bosta.

Durante esos años se cocinó ese monólogo pestilente e irracional con el que nuestros maestros, los maestros de nuestros maestros y los maestros de los maestros de nuestros maestros nos "forman".

Hace pocos días se cumplió el sexto aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner. La misma oligarquía, devenida ahora en tecnocracia de ineficaces, ha iniciado el despliegue que tan bien enseñó Bartolomé Mitre: nuestra historia se hace en las villas y en los montes, pero sólo se escribe en las mansiones.


La Historia, siempre tan artera, vuelve a ponernos frente a una responsabilidad moral: está en nuestras mentes, en nuestras manos y en nuestro corazón que Néstor sea desterrado a un olvido de 150 años o que sea recordado como el hombre imperfecto e intenso, el hombre de fuego que realmente fue.