sábado, 7 de noviembre de 2009

Asignación


Se discute. Se pone en tela de juicio. ¿Es universal o no? ¿Es más o menos "universal" de lo que debería ser la "nueva" asignación por hijo (tendremos que pensar si de la forma en que la nombramos no estaremos rebajando a categoría de "chiche nuevo" un elemento de política social que dará gran ayuda, pero que apenas sirve, si finalmente lo hacemos funcionar bien, como comienzo en una pelea infernal)?
Bueno, propongo que repasemos cuáles son las implicancias de que sea "más" o "menos" universal.
Se menciona a la universalidad como modo de conjura de esa desviación llamada clientelismo (motivo por el cual los pobres votan masivamente a los peronistas desde hace unos 50 años).
Entonces, si la asignación es universal, o sea, alcanza a todos los menores de 18 años, el clientelismo estará conjurado.
En cambio, si es focalizada (o "menos universal" de lo que debería), su puesta en funcionamiento daría lugar a la consolidación de nichos clientelares.
¿Es correcto este razonamiento? Ni en lo más mínimo. Es absurdo.
La posibilidad de que se establezcan vínculos clientelares entre el asignador y el asignado está dada en el mecanismo de asignación. ¿Qué serían esos vínculos clientelares? Que un tipo decida a quién asignarle y a quién no, le "retenga" parte de la asignación a los asignados, y a cambio de mantenerlos en carácter de asignados les pida algún servicio de provecho personal (en el campo político).
Ahora, si el que asigna es el ANSES directamente, no puede retener nada, ni puede pedir ningún favor a cambio, ni puede otorgar el beneficio a discreción.
En todo caso, lo único que se intentará es que los que cobran la asignación, agradecidos por este beneficio, en 2011 voten a Néstor, objetivo para el cual mayor será la eficiencia del procedimiento en tanto la asignación llegue a más gente.
Por todo esto, si la desconfianza genuina pasa porque detrás de los planes del malvado Dr. K siempre está latente su aspiración de perpetuarse en el poder (aún sólo visualizada por carteles con la leyenda "Néstor 2011", pero que esconden un plan maléfico detrás), pensemos que el hijo de puta éste va a hacer todo lo posible para que la asignación le llegue a la mayor cantidad de gente posible con tal de que lo voten (hay que ser jodido, eh).

Más peligroso que el "clientelismo" es el engaño (al que se llama "trampa", últimamente, según el último grito de la moda opositora) del discurso "liberador" de pobres de la CC.
Mediante una asignación universal que rompería definitivamente con los lazos clientelares (peronistas), se consolidaría la siguiente situación:
Les damos una limosna a los pobres, les exigimos, eso sí, certificados de que la gastan en lo que "deben", desalentamos cualquier tipo de organización, les quitamos fondos de financiamiento para las estructuras políticas que surjen de la ayuda focalizada, de paso barremos con cualquier tipo de lazo solidario y de comportamiento comunitario, y conseguimos finalmente que los pobres se dediquen a mantener su pobreza alejada de cualquier activismo político, que para esas cosas no tienen muchas luces, y de última, nosotros vamos a saber darnos cuenta (porque no somos pobres y entonces podemos pensar libremente) de qué es lo que realmente les conviene.

A estar atentos, porque en esa caricatura se puede convertir la política social si de lo único que trata es de las asignaciones universales (y ascépticas).

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