lunes, 8 de marzo de 2010

El detalle


La Presidenta dijo el otro día (en medio de su desafortunada y contraproducente cadena nacional) que no iba “a permitir que un Juez defaulteara la deuda”.
La sentencia fue interpretada, de manera plausible a mi entender, como una declaración de compromiso máximo con el cumplimiento de las obligaciones que el país tiene con sus acreedores externos. De manera burlona, aunque no falsa, alguien dijo: “una presidenta dispuesta a violar la ley con tal de pagar la deuda es el paraíso de los financistas”.

¿Por qué será, sin embargo, que el compromiso de los “financistas” no termina de consolidarse? Digamos, no bombardean a Cristina con toda su artillería, pero tampoco “dan la vida” por defender “su paraíso” (la defensa del paraíso bien vale arriesgar la vida, no?)
La forma elegida para garantizar el pago de los vencimientos de la deuda nominada en dólares para 2010 (sea FoBic, Fondo del Desendeudamiento, o como se lo llame) es un tanto heterodoxa. Lo más usual hubiese sido que el Gobierno, que recauda pesos, utilizara una parte para comprar dólares en la plaza, y con ello cancelara los vencimientos. La diferencia (si los pesos no alcanzaran) se podría cubrir con nuevo endeudamiento, en pesos, o directamente en dólares.

Como sabemos la situación del Tesoro Nacional, por distintos motivos, no es ideal para tomar deuda en los mercados voluntarios. Su reputación se traduce en altas tasas. Entonces, la solución ideada fue blanquear un proceso que se da siempre, aunque no de forma tan explícita, cuando se cancela deuda externa sin contraer nuevo endeudamiento externo: pagar con reservas del Banco Central. Cancelar deuda externa es siempre derivar divisas (dólares, generalmente) que ingresan al país por distintas vías, a acreedores externos. O sea, son a la larga o a la corta, reservas potenciales que se van.

Así, se pensó en explicitar esta situación con el agregado de que se transferiría el costo financiero, del Tesoro al BCRA. El Tesoro emite una Letra y la coloca en el BCRA. Tasa de interés bajísima, y con un repago muy remoto, y que el BCRA se arregle para comprar los dólares que van a entrar durante el año (aumentar sus reservas), y esterilizar los excedentes de liquidez (con deuda). De esta forma, el BCRA se pone como mediador entre el Tesoro y el mercado voluntario local de deuda. Pone sus dólares y le dice al Tesoro: dejá que yo me arreglo, que a mí me creen y tengo espalda.

Bueno, pero ¿qué hubiera pasado si el Tesoro no hubiera contado con el “escudo” del BCRA y hubiera salido solito al mercado? Tal vez hubiera tenido que pedir a algún banco que en su representación estructurara una Letra y saliera a convencer a otros bancos, para que éstos a su vez convencieran a sus clientes más acaudalados, de la necesidad o de la conveniencia de comprar esa Letra y mantenerla en cartera. Una gestión difícil que, en comisiones, significa algunos millones de dólares.

Un detallecito, que obliga a toda persona de bien a mostrar la mayor firmeza a la hora de exigirle a la Señora Presidenta que cumpla con las disposiciones judiciales vigentes.
No voy a hacerme cargo de las acusaciones que se deriven de ésto sobre mi defensa cerrada a los K. El pago de deuda en las condiciones descriptas, me parece una buena idea, aún conveniente para aquellos que piensen en gobernar el país en 2011. Más todavía si se pudiera consumar el canje con los holdouts ahora (con el Fondo con reservas ya se habría finiquitado la operación), con quita del 65%. Cuánto más se dilate la operación, más difícil será la negociación para quien represente los intereses argentinos, y mayor la presión que los tenedores de bonos defolteados puedan ejercer. Pero (y tal vez por todo esto) soy muy crítico de la actitud del Gobierno de no buscar una salida negociada a un conflicto que no da el piné para que se lo transforme en algo de vida o muerte. Ahora, una cosa no quita la otra, no?
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