viernes, 12 de junio de 2015

Kant en la Acrópolis



Quienes siguen este blog saben de nuestro interés por Grecia. En particular por la Grecia gobernada por el populismo de Syriza, que admiramos en su justa medida en base a la geografía elegida para ejercerlo. Cualquiera se hace el populista en Toga o Kiribati, pero en los arrabales de Europa, donde el éxito propio es el falllido de todo el resto, sólo los corajudos. Y ese solo detalle nos hizo mantener los radares encendidos.

Desde su ascenso al poder a principios de este año el gobierno de Syriza ha intentado, de manera negociada y consensuada, desplegar una agenda de convergencia de intereses contrapuestos. A un tiempo romper con la política de austeridad dictada por la troika que gobierna económicamente a Europa mientras espera mantenerse dentro de la zona euro y sus normativas. Para ello sólo pide se le respeten excepcionalmente algunas líneas de un programa económico filo-keynesiano (donde resaltan las denominadas "líneas rojas", medidas de ajuste no transables, que de ser tomadas afectarían aún más a sectores humildes e indefensos de la ya vapuleada sociedad griega).

Ningún presidente griego debe haber viajado tanto en tan poco tiempo recorriendo cada cumbre y cada capital de Europa buscando comprensión, entendimiento y una oportunidad. Lo ha hecho sin correrse un milímetro de las formas civilizadas y no se le conocen declaraciones destempladas o amenazantes. Su civilizada persistencia y un cierto desinterés por lo estético nos hace acordar mucho a Néstor, qué negarlo.

Su prédica en el corriente junio es una copia casi exacta de lo que era en la campaña electoral en 2014. Decimos casi porque ha expresado con transparencia al pueblo griego y también a sus contrapartes negociadoras que para llegar adonde están hoy, han debido resignar algunas promesas de campaña (por ejemplo la correspondiente a los procesos privatizadores ya iniciados).

Esa transparencia ha logrado que su imagen en Grecia haya subido a un pico y hoy esté en niveles del 60%. Tsipras sabe que la verdad es su mejor aliada y que cualquier traición, por pequeña que sea, gatillaría un proceso de erosión irreversible no sólo por parte de los poderes griegos sino especialmete por sus adversarios europeos. Algo que nuestro Alfonsín nunca entendió.

Esas conversaciones empiezan a converger a un punto cúlmine: a fin de junio vence un importante pago al FMI que no puede ser postergado (ya lo fue en mayo). Las autoridades euoropeas creén que ese plazo juega a favor de ellos y que van inevitablemente encerrado al borrego en el corral. Juegan un juego perverso que supone ahogar las opcioones de Tsipras y los suyos. La perversión política, que venía in crescendo, llegó esta semana a un punto alto cuando el FMI, comandado por Christine Lagarde decidió retirar a su equipo de negociadores en la mesa de Bruselas. 

En este contexto, el compañero peronista y ministro de finanzas griego Juan Varoufakis escribió la siguiente nota en el NYTimes. Vale la pena leerla detenidamente y disfrutar su retórica, que apela a filósofos alemanes en lugar de griegos para mostrarle a los sobrinos de Merkel que están equivocados.

Escribo esta nota en los márgenes de una negociación crucial con los acreedores de mi país, una negociación cuyo resultado puede marcar a una generación e incluso demostrarse un punto de inflexión del actual experimento europeo de unión monetaria.
Los teóricos de juego analizas las negociaciones con si fuera un juego en el que jugadores egoistas dividen un pastel. Dediqué muchos años de mi vida como académico que investigaba la teoría de juegos y como tal, algunos comentaristas corrieron a presumir que como nuevo ministro de finanzas griego estaba ocupado desarrollando bluffs, estratagemas y vías de salida, esforzándome por mejorar una mano débil.
Nada más lejos de la verdad.
Si de algo me convenció mi pasado en la teoría de juegos es de que sería una verdadera tontería pensar las actuales discusiones entre Grecia y sus socios como un juego de apuestas que se gana o se pierde con bluffs o subterfugios tácticos.
El problema con la teoría de juegos, como solía decirle a mis estudiantes, es que da por descontada la motivación del jugador. En poker o blackjack esta premisa es razonable. Pero en las actuales deliberaciones entre los socios europeos y el nuevo gobierno griego, el punto reside justamente en forjar motivos completamente nuevos. Crear un conjunto de reglas nuevo que trascienda las divisiones nacionales, disuelva la distinción deudor-acreedor en pro de una perspectiva paneuropea y coloque el bien común europeo por encima de políticas miopes, dogmas que serían tóxicos si se universalizaran y razonamientos tipo nosotros-contra-ellos.
Como ministro de finanzas de una nación pequeña y económicamente estresada a la que le falta su propio banco central y es vista por muchos de nuestros socios como un "deudor problemático", estoy convencido de que tenemos una sola opción: evitar cualquier tentación de tratar este momento crítico como un experimento de estrategia y, en su lugar, presentar honestamente los datos de la economía social griega, poner sobre la mesa de discusiones nuestras propuestas para que Grecia vuelva a crecer, explicar por qué son del interés de Europa y definir las líneas rojas que la lógica y la función pública nos inhiben traspasar.
La gran diferencia entre este gobierno griego y los previos tiene dos causas: tenemos determinación para enfrentar poderosos intereses solapados para re-arrancar el motor griego y ganar la confianza de nuestros socios. También estamos determinados a no ser tratados como una colonia deudora que debe sufrir lo que sea. El principio de máxima austeridad para la economía más deprimida sería pintoresco si no causase tanto sufrimiento innecesario.
Me preguntan muchas veces: qué pasaría si la única forma de asegurar financiamiento es cruzar esas líneas rojas y aceptar medidas que ustedes consideran parte del problema, en lugar de ser su solución? Fiel al principio de que no tengo derecho a bluffear, mi respuesta es: las líneas que hemos marcado como rojas no serán cruzadas. De otra manera no serían realmente rojas sino un mero engaño.
Pero, y si esto le trae mucho dolor a la gente? me preguntan. Sin duda deben estar bluffeando.
El problema con esta línea argumental es que presume, en línea con la teoría de juegos, que vivimos una tiranía de consecuencias. No hay circunstancias cuando hacemos lo correcto no como estrategia sino simplemente porque es… lo correcto.
Contra ese cinismo el gobierno griego va a innovar. Desistiremos, cualesquiera las consecuencias, de acuerdos que son malos para Grecia y malos para Europa. El juego de “estirar y disfrazar” que empezó cuando la deuda pública griega se hizo inatendible en 2010, ha finalizado. No habrá más préstamos, no hasta que tengamos un plan creíble para hacer crecer la economía para repagar esos créditos, permitirle a la clase media que vuelva a ponerse de pie y solucionar la crisis humanitaria latente. No habrá más programas de “reformas” cuyos destinatarios sean los jubilados y los negocios familiares, entanto dejamos la corrupción a gran escala intacta.
Nuestro gobierno no le está pidiendo a sus socios una salida para pagar sus deudas. Estamos pidiendo unos pocos meses de estabilidad financiera que nos permitan embarcarnos en una secuencia de reformas que la población mayoritaria griega pueda soportar, así podemos devolverle crecimiento y dar por terminada nuestra recurrente reputación de morosos con nuestras deudas.
Uno puede pensar que esta refracción a la teoría de juegos está motivada por alguna agenda de izquierda radical. No es así. Nuestra mayor influencia es Innmanuel Kant, el filósofo alemán que nos enseñó que los racionales y los libres escapan del imperio de la comodidad haciendo lo que es correcto.
Como sabemos que nuestra modesta agenda, la que da origen a nuestras líneas rojas, es correcta en términos kantianos? Lo sabemos mirando a los ojos a los hambrientos en las calles de nuestras ciudades o contemplando a nuestra pauperizada clase media, o considerando el interés de esforzados trabajadores en cada pueblo y ciudad de nuestra Europa de la unión monetaria. Después de todo, Europa sólo recuperará su alma cuando recupere la confianza de su pueblo en poner sus intereses en el centro de la escena.

2 comentarios:

claudio dijo...

Viva Peron!! Saludos

Anónimo dijo...

alfonsín no soló retrocedió, porque fue duramente acosado, tampoco confió en el poder que le otorgaron sus votantes, el poder popular.